La llamada
Suena la música en los balcones de la
calle, mientras observo los días tachados en el calendario. Son cruces
alternas, marcadas con rabia. Entre ellas quedan espacios numéricos llenos de
incertidumbre, hasta que llega la esperada llamada a través de la tablet. Hoy te veo llevar a la boca una
galleta que mordisqueas por los bordes: sin aliciente, confusa. Grito:«¡Pronto
iré a verte!». Me preguntas: «¿Qué haces metida en ese chisme tan pequeño?».
Vuelvo a gritar: «¡Te quiero, no estás sola!». Veo cómo ella desvía la mirada.
Lana Pradera
Qué dolorosa es esa clase de ausencia
ResponderEliminarGracias, El suricato. Me alegra tu visita. Tienes razón es una ausencia tremenda. Abrazos.
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