lunes, 27 de abril de 2020

Intercambio



Intercambio

      Enfilé la avenida hacia el arrabal. Al llegar al cruce de una calle con soportales, me senté en una de sus esquinas.  Desde allí pude ver cómo una muchacha trataba de llamar la atención de los transeúntes. Ninguno se detuvo a pesar de que la chica se subía, provocativa, la falda y se desabrochaba los botones de la blusa. Se volvió, frustrada, y al verme allí torció el gesto. Vino hacia mí pavoneándose. Me preguntó: «¿Te gusto?». Asentí, confuso, y le mostré la gorra junto a mis pies con pocas monedas. «Dame el dinero, con eso basta. Después, búscate otra esquina».





                                                                     Lana Pradera