Exposición y denuncia
Me ató de pies y manos. Afiló el cuchillo y lo puso sobre la mesa,
desafiante, para que el miedo siguiera anidando en mis ojos. Me sentó de lado,
apoyada en la pared con los brazos sobre la cabeza, tensos y sujetos al
pestillo de la ventana. La blusa, a jirones, enseñaba sin recato mi pecho. A mí
lado, las sombras. Y él, tras mirarme desde su hondura, se fue de mi vista. Oí
un sonido: el leve crujido de restregar una tela. De pronto, un objeto cayó y
di un respingo. Era un fino pincel que manchó de rojo la tarima. —¡Quieta!, no
te muevas.
Mar Lana
Mar Lana
Directo, certero, ágil...ni una palabra de más ni una de menos. Ese es el camino. !Genial!
ResponderEliminarPor cierto, es el tercer o cuarto comentario que te hago y no se por qué, no me deja usar mi nombre. Soy tu prima Marisa. Bss
Gracias preciosa. Me encanta tenerte por aquí y que me eches una mano en esta actividad tan apasionante. Tú tienes más rodaje y yo estoy empezando. Besos.
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