sábado, 16 de mayo de 2015

Hermanos gemelos




         Hermanos gemelos

                Al volver en mí, vi que él me había quitado el traje, las llaves del Mercedes y las de casa. Cuando se despojó de la barba y las gafas, reconocí aquellos ojos llenos de resentimiento que sólo comparaban y casi siempre restaban. Después de someterme a un violento interrogatorio, me dejó amordazado y atado a una silla. Puso un catalejo ante mí que apuntaba al edificio de enfrente, donde estaba el ventanal de mí casa. Pude mirar, impotente, cómo besaba y acariciaba con lujuria a mi mujer. Con un movimiento de la mano dejó caer la persiana en un fundido en negro.


                                                                                                    Mar Lana