La deuda
Todo estaba como él lo había dejado la
noche anterior.
—Buenos días, mamá. Ya veo que no te has
acostado. ¿Has dormido en la mecedora? —dijo, mientras la miraba un instante—. Vaya,
te noto en la cara que sigues enfadada conmigo.
Fue a ponerse un café.
—Pues no es para tanto —gritó desde la
cocina—. Eres muy terca. Y ya me conoces: no me gusta que me levantes la voz. Siempre
me tratas como a un perro. Esta será la última vez que te pido dinero. Sabes de
sobra que si no pago mis deudas me inflarán a hostias.
Volvió a la sala.
¡Vaya! Empieza a oler mal por
aquí. Compraré un arcón congelador. No queremos que nos quiten la pensión, ¿verdad?
Mar Lana
Publicado por Netwriters con ediciones Atlantis. Trece autores. Febrero de 2016
No hay comentarios:
Publicar un comentario