Invoco
tu nombre
Te espero sentada en la alfombra frente al fuego del
hogar. Cuando percibo tu presencia, un deseo soterrado e intenso
invade los laberintos de mi mente. Siento cómo reptas despacio por mi piel y
acomodas tu pecho sobre el mío abarcándome entera. Noto que, a propósito, demoras el ritmo
de conquista y consigues que aguarde, ansiosa, el momento en que acaricies el
contorno de mi cuerpo, sensible a todos los roces. Espero, impaciente, ese
instante de clímax que lo hechiza todo, mientras la cordura se exilia entre gemidos. Lo único que me atormenta es que hoy no son tus dedos sino los míos,
más certeros y fieles, los que hacen que me sienta plena en un silencio que el
placer no quiebra.
Lana Pradera
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