Imagen extraída de Google
Había sofocado
los ruidos de su pequeño mundo empujando a la nada discusiones, llantos y
obligaciones. Hasta los ecos abandonaron el hogar. Pero el vacío acústico no
era suficiente. Necesitaba concentrarse para escribir la novela perfecta, la
que le haría rico y famoso más allá de la muerte. Entonces se deshizo también
de los muebles y de sus contenidos, convencido de que así trabajaría al fin sin
distracciones. Se acercó con valentía a la nada para despojarse de sentimientos
inoportunos y a pesar del esfuerzo, se vio sentado en el suelo junto a la hoja
de papel, sin encontrar el comienzo de la historia. La mente errática se perdía
en el vacío. Su cuerpo descuidado le enviaba avisos de advertencia y supo
entonces lo que debía hacer. En cuidada caligrafía escribió sólo una palabra:
«Fin».
Lana Pradera
(Publicado en la Antología anual de Escritores en Red) (2016)
(Publicado en la Antología anual de Escritores en Red) (2016)
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