jueves, 23 de junio de 2016

El vacío y la nada

Imagen extraída de Google




       Había sofocado los ruidos de su pequeño mundo empujando a la nada discusiones, llantos y obligaciones. Hasta los ecos abandonaron el hogar. Pero el vacío acústico no era suficiente. Necesitaba concentrarse para escribir la novela perfecta, la que le haría rico y famoso más allá de la muerte. Entonces se deshizo también de los muebles y de sus contenidos, convencido de que así trabajaría al fin sin distracciones. Se acercó con valentía a la nada para despojarse de sentimientos inoportunos y a pesar del esfuerzo, se vio sentado en el suelo junto a la hoja de papel, sin encontrar el comienzo de la historia. La mente errática se perdía en el vacío. Su cuerpo descuidado le enviaba avisos de advertencia y supo entonces lo que debía hacer. En cuidada caligrafía escribió sólo una palabra: «Fin».


                                                                         Lana Pradera




(Publicado en la Antología anual de Escritores en Red) (2016)

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