La consulta
Recorrí
la estancia como lo haría un soplo de aire frío que se dilata. Olía a incienso y sándalo. En el centro de la sala, sobre la mesa, una bola de cristal alojada en su peana dorada reflejaba las luces de la habitación. Al fin llegó ella, acercó la
silla y se sentó frente a mí. No quise materializar mi etérea presencia. Puso las manos sobre la fría superficie del cristal y, a través
de ella, captó mi pregunta: “¿Cuándo estará mi esposo de nuevo conmigo?”
La
pitonisa extendió un pañuelo sobre la esfera y exclamó contrariada:
—¡Calla,
bola estúpida! No me gusta predecir la muerte de nadie, a veces acierto.
Mar Lana
¡¡estupendo!!
ResponderEliminar¡Me gusta mucho! Te pongo un 10 :)
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Feli y Pilu. Muy agradecida por vuestros comentarios. Besos
ResponderEliminarMuy inteligente y sorpresivo, mira que haberle prestad la voz al espíritu para predecir el futuro, me parece original.
ResponderEliminarSaludos María, buen micro.
Ya me parecía a mí que se trataba de un espíritu!! jejeje.
ResponderEliminarMuy buen microrrelato.
Un abrazo
Ni le falta ni le sobra, Mar, creo que es un micro estupendo.
ResponderEliminarComparto por ahí, compañera.
Abrazo.
Muchísimas gracias, Morgana Ya sabes cuánto valoro tu opinión.
ResponderEliminarBesos.